Su cuerpo necesita la energía para funcionar, no solo para entrenar en el gimnasio, sino para respirar y simplemente existir. Obtenemos esta energía de nuestra comida, que se descompone en combustible o glucosa, por nuestro sistema digestivo, que se separa en combustible, o glucosa, por nuestro marco relacionado con el estómago, y luego macronutrientes, proporcionan calorías o energía a nuestro cuerpos. Más que simplemente cambiar comida en energía, nuestro ciclo digestivo desencadena todo tipo de respuestas dentro de nuestro cuerpo.
Las hormonas como la colecistoquinina (CCK), el glucagón y la amilina se liberan para aumentar la saciedad, aumenta el azúcar en la sangre y se produce insulina para permitir que este azúcar pase de la sangre a las células, donde se usa como energía. Curiosamente, también hay hormonas que pueden aumentar en el cerebro, como la serotonina, que pueden provocar somnolencia. La melatonina, la otra hormona que induce el sueño, no se libera debido a la ingesta de alimentos, pero la comida sí influye en la producción de melatonina.