Comprenda que nada está garantizado, y menos aún la prosperidad. El camino hacia la salud, más allá de sus predisposiciones genéricas, es sencillo. Beba mucha agua, coma alimentos enteros, no procesados, con un balance de proteínas y vitaminas, haga ejercicio con frecuencia y obtenga al menos 7 horas de sueño. Evite el alcohol y las drogas, el tabaco y consuma cantidades mínimas de azúcar y cafeína.
Simple es más subjetivo. Trate de lograr un equilibrio entre el trabajo y la diversión, y concéntrese en hacer más que tener. Practique la honestidad, la compasión y el respeto, no inflija sufrimiento a los demás y haga lo que pueda para aliviar el sufrimiento de los demás. Preste atención a las cosas pequeñas, el atardecer, la luna, la lluvia, la sonrisa de un niño. Cultiva una actitud de gratitud.
En cuanto a la prosperidad, hay riqueza material y existe la riqueza del espíritu. No siempre se alinean. Ser experto en algo que otros valoran generalmente significa que se le puede pagar por esas habilidades, cuanto más valorada sea la habilidad, más ganará. El trabajo arduo no es necesariamente el camino hacia la riqueza: lo que se le entrega, la suerte, la determinación y las conexiones también juegan un papel importante. La prosperidad es más fácil si mantiene sus necesidades y deseos mínimos, lo que también es compatible con un estilo de vida simple.